Muchas veces la gente cuestiona si existe Dios, algunos dicen ignorarlo y en los momentos difíciles se acuerdan y ahí le piden lo que necesitan, otros lo llaman de diferentes maneras o usan símbolos para poder identificarlo y en algunos casos no le piden nada a Dios porque no se puede, hay que hacerlo a través de … quien sea.
Algunos locos como yo vivimos confiando en Dios totalmente. No un poquito. TOTALMENTE. Y eso hace que pasen algunas cosas que para la mayoría de la gente serían increíbles.
Casi todos saben que estábamos en Chile, en Santiago, y todos saben que Chile sufrió uno de los mega terremotos más grandes de América.
En Santiago fue leve comparado con lugares de la costa que quedaron arrasados, pero no dejó de ser un terremoto de 8.8 grados que es mucho. Dicen que en Santiago se sintió de 8 grados.
La verdad es que nos despertamos muy asustados y salimos corriendo, (vivíamos en un edificio en un piso 12)
En nuestro departamento se cayó todo, cuadros, ollas, botellas de aceite, floreros, que se yo, todo.
Pasamos el día fuera del departamento por temor a alguna réplica fuerte, que las hubo, y cuando volvimos nos encontramos con lo que se veía como un desastre.
Después de juntar las cosas y limpiar y hacer una “evaluación de daños” descubrimos que solo se rompió una copa y un candelabro de cera.
Si, solo una copa, a casi todos los vecinos se le rompieron televisoras, vasos, platos, etc.
A nosotros solo una copa.
¿Qué tiene que ver con Dios?
Una vez más Dios nos está mostrando que es Él quien se encarga de cuidarnos, nuestra vida, nuestras pertenencias, todo, porque finalmente todo es de Él.
Sé que algunos que van a leer esto dicen no creer en Dios, pero les sugiero que lo vayan poniendo en sus prioridades porque parece que los tiempos van a ser más complicados y no sea que tengan que pedir auxilio a último momento.
Solo me queda decir “GRACIAS PAPI”