Vivimos rodeados de reglas, leyes y disposiciones que nadie cumple.
Los cristianos tampoco.

Si, no me diga que nunca vio gente en la iglesia que parecen santos y que cuando salen muestran la hilacha, tienen una familia destruida o simplemente no son capaces de vivir nada de lo que Jesús vino a dar o si quiera lo que acaban de escuchar en el sermón.
Muchos creen, (y es lo que les han enseñado durante mucho tiempo), que cumpliendo con ir a la iglesia el domingo o el jueves o cualquier día ya se cumplió con lo que Dios pide, y lo refuerzan con cumplir los 10 mandamientos y dar el diezmo o las ofrendas o limosnas y se olvidan que Dios lo que mira es la vida de cada uno.
La verdad es que La Biblia está llena de leyes y reglamentos que Dios oportunamente le fue entregando a su pueblo a través de la historia. Y esto está bien para el pueblo de Israel.
Pero, ¿Qué pasa cuando queremos aplicar estas leyes al cristiano?
Ya se, el pueblo de Cristo es el Israel espiritual, eso también es correcto desde cierto punto de vista aunque no es lo proclamado por Jesús.
Una vez más, ¿las leyes judías tienen valor en la vida del cristiano?
Veamos que dice La Biblia:
Lucas 16:15, 17 (Nueva Versión Internacional) 15 Él les dijo: “Ustedes se hacen los buenos ante la gente, pero Dios conoce sus corazones. Dense cuenta de que aquello que la gente tiene en gran estima es detestable delante de Dios.” 16 “La ley y los profetas se proclamaron hasta Juan. Desde entonces se anuncian las buenas nuevas del reino de Dios, y todos se esfuerzan por entrar en él.” 17 Es más fácil que desaparezcan el cielo y la tierra, que caiga una sola tilde de la ley.
Sin analizar demasiado el pasaje, en el versículo 15 parece que el Señor mismo está diciéndonos más o menos lo que vemos en las iglesias hoy. Según parece eso era, es y será, depende de nosotros.
Pero hay algo más importante y que muchas veces pasamos de largo, en el versículo 16 dice claramente que la ley es hasta Juan (el bautista).
Si la ley de Israel era hasta Juan, ¿por qué los cristianos seguimos atados a las mismas leyes?
Si, no me lo diga, los 10 mandamientos no puedo dejar de cumplirlos, la ley del diezmo es un pacto de Dios, (cuidado el pacto es con el pueblo de Israel y no con los cristianos) y así podríamos seguir todo el día y muchas páginas.
Por último en el versículo 17 dice que es más fácil que pasen el cielo y la tierra que se cambie algo de la letra de la ley.
Respecto a este versículo le cuento algo que no está en la NVI, los escritos en griego tienen al comienzo un “pero” con lo que el versículo diría más o menos así: “Pero es más fácil que desaparezcan el cielo y la tierra, que caiga una sola tilde de la ley.”
Lo invito a juntar el pasaje nuevamente, Jesús está hablando como decepcionado de la generación incrédula que está viendo, a la que le está enseñando lo que es el Reino de Dios, pero reconoce que esa gente no va a poder desligarse de la ley de Israel.
Y la ley sigue hasta hoy, aumentada y más complicada.
Según esto el cristiano ¿no debe cumplir con la ley?
Realmente, es así, el cristiano no debe cumplir con la ley de Israel pero esto no lo exime de cumplir con el compromiso que debió asumir cuando aceptó a Cristo como salvador.
La ley de Israel llega hasta Juan, según lo que leímos, a partir de ese momento la ley es la del Reino de Dios, que no es mas fácil ni menos compleja, aunque tenga menos texto.
La ley del Reino de Dios se resume en los dos mandamientos que enseñara Jesús:
Mateo 22 (Nueva Versión Internacional) 36–Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante de la ley? 37–Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente” –le respondió Jesús–. 38 Éste es el primero y el más importante de los mandamientos. 39 El segundo se parece a éste: Ama a tu prójimo como a ti mismo.” 40 De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas.
Jesús se encarga de dejar bien claro que la ley está toda resumida en estos mandamientos.
Pero estos mandamientos, por ser los más simples, son los más difíciles de cumplir ya que para poder cumplirlos debemos estar comprometidos con Cristo.
Esto suena complejo, pero no lo es tanto.
Sabemos que la salvación es por gracia, o sea que Dios nos da la salvación porque quiere. Lo único que nos pide es que reconozcamos a Jesús como nuestro Señor y salvador y que obedezcamos los mandamientos que enseñó Jesús.
Si realmente, en lo profundo de nuestro corazón, aceptamos el Señorío de Cristo, Dios mismo se encarga de llenarnos con su paz y su amor para que podamos cumplir con los mandamientos.
Por esto, desde el momento que aceptamos a Cristo y lo hacemos Señor de nuestras vidas, la ley de Israel ya no tiene poder sobre nuestras vidas.
Durante 20 siglos, la iglesia cristiana ha estado mezclando las semillas, algo de Cristo, algo de Israel, y el resultado es cantidad de gente frustrada porque no sabe realmente en que cree, porque por un lado tiene la obligación, (impuesta por la iglesia), de cumplir las leyes judías y por el otro poner en práctica el evangelio práctico de Jesús.
La instrucción es simple y yo la parafrasearía así, “ama a Dios con todo tu corazón y deja que el amor de Dios se derrame sobre tu vida y los que te rodean, sean amigos o enemigos”
¿Y la roca qué?
Mateo 16 (Nueva Versión Internacional) 13 Cuando llegó a la región de Cesárea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: –¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre? Le respondieron: 14 –Unos dicen que es Juan el Bautista, otros que Elías, y otros que Jeremías o uno de los profetas. 15 –Y ustedes, ¿Quién dicen que soy yo? 16 –Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente –afirmó Simón Pedro. 17 –Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás –le dijo Jesús–, porque eso no te lo reveló ningún mortal, sino mi Padre que está en el cielo. 18 Yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y las puertas del reino de la muerte no prevalecerán contra ella. 19 Te daré las llaves del reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.
Léalo detenidamente y piense cual es la roca.
Nos enseñaron que la roca es Pedro, que es el dueño de las llaves de los cielos.
Y si le dijera que usted y yo tenemos las llaves de los cielos, ¿Qué me diría?
La verdadera roca es la revelación del Espíritu en la vida de Pedro.
Esa revelación es la que le hizo decir que (v16) era el Cristo, el Hijo del Dios viviente.
Si estamos realmente comprometidos con Cristo, si creemos en nuestro corazón que Él es el hijo de Dios y que murió y resucitó por nuestra salvación entonces tenemos asegurado el amor de Dios en y sobre nuestras vidas y podemos tener la misma o mejor revelación que la que tuviera Pedro.
La ley y los profetas ya pasaron, es tiempo que Cristo se revele en nuestras vidas y para eso solo nos hace falta compromiso.
¿Cómo está tu compromiso con el Señor?